La Leyenda del Arca

En busca del Centro Geográfico

Existe una leyenda, llamada “Leyenda del Arca” que relaciona la villa de Pinto con el centro geográfico de la Península Ibérica. Según la cual, los árabes, tras hacer los cálculos matemáticos y geográficos pertinentes que marcaba el Punto céntrico, enterraron los instrumentos utilizados en un arca y la enterraron bajo tierra, colocando encima de ella una losa, llamada “piedra xata” cuya superficie estaba marcada por una “X”. Según algunas teorías, los primeros en calcular este punto céntrico fueron los romanos, por lo que lo que los árabes lo que hicieron fue, en realidad, ratificarlo.  Pinto ha sido siempre un obligado punto de paso en los desplazamientos norte-sur de la Península Ibérica, lo que ha propiciado el asentamiento de pueblos y culturas de todo tipo. Desde romanos y visigodos, cuyos restos encontrados lo atestiguan, hasta los árabes, templarios y franciscanos que eligieron a este lugar para formar poblados y quedarse a vivir en una tierra rica y fácil de señalar en el mapa.

Sea leyenda o no, todo parece indicar que el ejército del general moro Tariq ibn Ziyad, pudo llegar a este lugar en el siglo VIII de nuestra era.

La milenaria Toletum, abrazada al río Tajo era considerada por los musulmanes además del centro económico y político, el centro geográfico del nuevo reino conquistado.  La búsqueda de las riquezas visigodas en las tierras situadas alrededor de la capital visigoda les condujo a un pequeño villorrio que atrajo su atención por existir un pequeño y antiguo asentamiento visigodo que tal vez escondiera alguna de las riquezas desaparecidas. Los árabes se sintieron sorprendidos por el nombre de aquel lugar,  Punctum, que significaba punto, al que habían llegado coincidiendo con la conquista de Complutum, Cadalso y Talamanca. Aquel nombre se lo habían dado los romanos cuando calcularon que en este lugar se encontraba el centro geográfico de Hispania. Este era un lugar donde además existían cuevas que tal vez escondían tesoros visigodos. Sea como fuere, eligieron un promontorio donde construyeron un pequeño asentamiento y una mezquita, donde hoy se encuentra la parroquia de Santo Domingo de Silos. Mientras la gran mayoría del ejército continuaba su camino al norte y al este, una pequeña colonia musulmana permaneció aquí. Y, como grandes conocedores de las matemáticas y de la geografía, comprobaron los cálculos que habían hecho los romanos y, en efecto, a apenas cien metros de la mezquita se encontraba el punto exacto donde se encontraba el centro geográfico. Lo bautizaron como esquina xata porque estaba situado en la esquina donde confluían tres calles.

Puntum históricamente había sido un cruce de caminos, un lugar de paso, pero también un lugar donde diversas culturas y civilizaciones se asentaron. Así lo atestiguan algunos yacimientos arqueológicos encontrados. Una villa romana, correspondiente al siglo IV, y una necrópolis visigoda, del siglo VI, demuestran su presencia en este lugar. Los árabes, que conocían estos detalles como otros situados en los nuevos territorios conquistados, buscaban y controlaban aquellos lugares donde los caminos se cruzaban para controlar el tráfico de personas. Tras realizar sus cálculos, guardaron los utensilios utilizados en sus mediciones en un arca, la cual enterraron justo en el punto marcado como centro, colocando una losa circular sobre ello. La losa la llamaron “piedra xata” y tenía labrada en su superficie un aspa.

Había nacido “La leyenda del Arca”……

La conquista cristiana deja parcialmente destruida la mezquita, cuyos restos permanecerán hasta el siglo XIV, cuando se construye sobre sus restos una iglesia cristiana, conocida hoy por parroquia de Santo Domingo de Silos. La ayuda de los templarios fue determinante para que el rey cristiano fuera conquistando los territorios musulmanes. Su hija, doña Urraca, se casó con Alfonso I, el Batallador, quién fue conocido como El rey Templario.

La presencia de los templarios en Pinto es obviada por la gran mayoría de investigadores de la Orden del Temple en España. Algo que, sin embargo, ha ocurrido también con otros emplazamientos templarios.

Texto-Convento-de-Pinto

El asentamiento templario en Pinto está demostrado por un documento que menciona la existencia de un convento templario, que posteriormente se convirtió en un convento de la Orden franciscana. El documento corresponde a la “Crónica e Historia de la fundación y progreso de la provincia de Castilla de la Orden del bienaventurado padre san Francisco, compuesta por el padre franciscano Pedro de Salazar, catedrático de Teología y Provincial segunda vez de la dicha Orden y Provincia, y calificador del Consejo de la general Inquisición”, y que fue publicado por la Imprenta Real de Madrid en 1612.En el mismo podemos leer: “En la villa de Pinto, que al presente es del Marques de Caracena, y ha muchos años que ha sido de sus antepasados, desde el tiempo del Rey don Alonso el onzeno, nuestra Orden tiene Convento de frayles, que seran en numero de treinta. Este Convento según la común opinión y fama, fue de Templarios, de quien queda dicho en la historia del Convento de San Francisco de Guadalajara; después fue de frailes Observantes de San Francisco…”

¿Buscaban algún objeto sagrado que pensaban que pudiera estar en Pinto?

Los templarios conocían y sabían hacer complicados cálculos matemáticos, como lo demostraron en Ucero y en la ermita de San Bartolomé, donde calcularon el punto equidistante entre el cabo de Creus y el de Finisterre, con muy poco margen de error. Así, ellos conocían o habrían oído hablar de la Leyenda del Arca que demostraba que Pinto era el centro geográfico de la Península Ibérica, tal y como habían calculado los árabes con unos instrumentos que habían encerrado en un arca, a su vez enterrada bajo una piedra circular, marcada con un aspa, en la denominada “esquina xata” y la buscaban para recuperar aquellos instrumentos por alguna razón o misterio que solo ellos conocían. Tal vez, conocedores del punto exacto de la Península Ibérica buscaban otro centro del mundo. O buscaban el arca enterrada bajo la losa “xata” buscando alguna reliquia o instrumento que les sirviera para sus misteriosas empresas. El arca de la leyenda jamás se encontró, a pesar de que si existe algo más que una evidencia sobre su existencia. Además, cerca del convento existían cuevas, algo que siempre atrajo a los templarios, que siempre buscaron en ellas la entrada al inframundo. No olvidemos tampoco que en las afueras de Pinto existe una cueva, Cuniebles, donde se asegura que vivieron los primeros pinteños de la historia, tal y como demuestra los restos encontrados correspondientes a la Edad del Bronce. En la misma medida, en las inmediaciones del convento que ocuparon los templarios se encontró una necrópolis visigoda que demuestra la actividad humana que siempre ha existido en este lugar. Ingredientes que justifican la presencia templaria.

Otra cuestión interesante y no exenta de misterio es el hecho de que, en aquella época, aquellas personas que viajaban entre Toledo y Zaragoza lo hacían por una vía que pasaba por Pinto y bajaba hasta Ciempozuelos para, desde aquí, llegar a Alcalá de Henares (Complutum) y subir hasta Guadalajara para seguir su camino hacia tierras aragonesas. Pero los templarios de Pinto no seguían esta ruta para desplazarse desde Pinto a Guadalajara, a pesar de ser la más corta y la más cómoda, sino que lo hacían a través de un paso habilitado para el transporte de ganado, la denominada Cañada Real Galiana.

¿Por qué utilizaban los templarios esta ruta? ¿Transportaban algo en sus viajes que era preciso la utilización de un camino menos vigilado o que precisaba el paso del río Jarama a través del puente de ganado?

Hemos visto anteriormente como, obligados a disolverse la Orden del Temple, sus miembros se integran en otras órdenes religiosas, como cistercienses, franciscanos y agustinos, como se demostraba en algunos escritos donde figuraba el sello templario. Estos monjes tenían como objetivo esencial el estudio de textos siguiendo la norma general templaria de investigación y pese a su condición de fraile, ante todo seguían siendo templarios.  El convento franciscano de Pinto es un buen ejemplo de cómo los antiguos templarios se convertían en frailes de otra orden para seguir la tradición templaria.

Oleo-Egido

Durante la guerra de la Independencia, el convento, ya vacío, fue ocupado por el ejército francés y convertido en acuartelamiento. Solo los restos de una necrópolis descubierta en el siglo XX demostraron el antiguo asentamiento conventual. Del Pinto de aquella época se conserva un extraordinario cuadro de un pintor italiano nacido en Verona, Giuseppe Canella, que visitó España durante el reinado de Fernando VII y se detuvo esta villa en el año 1826, atraído por alguna razón desconocida, durante el tiempo suficiente para mostrar, no un paisaje, sino un escena costumbrista de los pinteños de mediados del siglo XVIII, y de la plaza donde se encontraba la piedra “xata”.

 

Durante el tiempo en el que los templarios estuvieron en el convento de Pinto, la iglesia no fue consagrada.

Cardenal-Cisneros

Fray Gonzalo Jiménez de Cisneros, más conocido como el Cardenal Cisneros, al que muchos han comparado con el cardenal Richelieu, o Lutero. No dudó en desafiar incluso a la autoridad eclesiástica, aunque ello le costase la cárcel durante varios años, algo que ocurrió tras su enfrentamiento con el arzobispo de Toledo, el cardenal Carrillo. Tras su reclusión, una crisis espiritual le lleva a ingresar en la Orden Franciscana en el año 1484, donde cambia su nombre Gonzalo por el de Francisco. Este periodo monacal finaliza cuando en el año 1492 la reina Isabel le elige como confesor siguiendo los consejos del ahora arzobispo de Toledo, el cardenal González de Mendoza, el gran protector de Cisneros. Tras la muerte de Mendoza, Cisneros es propuesto para sucederle. Pero Cisneros no acepta el cargo y decide apartarse de la vida pública recluyéndose en el convento de franciscanos de Pinto.

Su presencia es Pinto no aparece en documento alguno, aunque el convento fue expoliado y destruido, por lo que se perdió todo documento y vestigio de lo acontecido con este enclave religioso. Sin embargo, llama la atención que el escudo heráldico del cardenal Cisneros guarda muchas similitudes con el escudo de Pinto. Un escudo jaquelado, ocho en oro y siete en gules en el caso del cardenal y siete en oro y seis en gules en el caso de Pinto, que incluye además el globo terráqueo con un punto en el centro de la Península Ibérica, como corresponde a su situación geográfica.

Blasones

Finalmente, acepta y toma posesión de su cargo el 25 de septiembre de 1495, lo que le llevará a uno de los puestos más importantes en la política española. Pero además a introducirse de lleno en el estudio e investigación de textos y documentos antiguos relacionados con el esoterismo, algo que había llamado la atención de Cisneros desde muy joven. La antigua capital visigoda y musulmana y crisol de todas las culturas guarda entre sus muros muchos secretos de los que Cisneros ha oído hablar. Ahora podrá estudiarlos y acceder a ellos, si se confirma su existencia, sin que nadie perturbe su trabajo. Ha estado en otros emplazamientos templarios, donde ha leído algunos de sus secretos y conoce la pista que conduce a Toledo.

Él mismo fundaría su propio Templo de Salomón en una ciudad no lejos de Pinto, en Complutum, donde crearía la Universidad Cisneriana, una de las más importantes del mundo.

Pero mientras tanto, seguiría buscando la huella de aquellos que, estaba convencido, habían poseído las fuentes del conocimiento y del saber más absoluto. Y todo ello se encontraba en aquel Grial objeto de su interés y perseverancia. No lo tendría fácil. La extinción del Temple fue aprovechada por muchos para despojarles de sus riquezas y tesoros, no dudando en borrar las huellas templarias de los mismos para evitar su identificación.

Dijimos antes que la presencia de Cisneros en Pinto era desconocida, pero sobre todo secreta. Lo cierto es que Cisneros sabía que, en algún lugar de esta comarca, existía una antigua cueva templaria  que contenía algún secreto de los que él buscaba con tanto ahínco.

Y fue así que al partir de Alcalá de Henares camino de Orán con su ejército para evangelizarla, al  pasar por la confluencia de los ríos Jarama y Tajuña (en lo que hoy es Titulcia) se le apareció  a Cisneros una cruz suspendida en el aire. Cisneros interpretó esta visión como una señal de que allí se encontraba lo que buscaba. Ordenó entonces excavar en ese lugar. Encontró  una cueva a diez metros de profundidad. La cueva contenía un habitáculo con una cúpula y de él partían varias galerías. En todo este entramado subterráneo se encuentran grabadas varias cruces patés templarias. También aparecen grabados círculos que demostraban que la cúpula era una especie de esfera celeste bajo la cual hubieron de realizarse ritos y ceremonias relacionados con la luna. La cueva muestra su carácter esotérico y misterioso y demuestra que en ella pudo contenerse algo en algún momento de su historia.

El misterio envolvió la figura del cardenal durante toda su vida. Aquel intelectual y sabio doctor accedió a los más profundos secretos y su poder le hizo un personaje omnipotente. Si descubrió algo de lo que buscaba es también un misterio….

Las iglesias y conventos sufrieron especialmente la rapiña de las tropas francesas. Los invasores sabían que en la más pequeña y mísera iglesia de cualquier pueblo siempre habría un cáliz, un retablo o una cruz de valor. Y cuando terminaban de saquear y profanar, destrozaban y destruían todo lo que no se podían llevar.

Pinto no fue ajeno a estos hechos, como se ha podido demostrar documentalmente. Los franceses los enclaves religiosos que había en Pinto y lo que sus muros guardaban. Conocían el convento de San Francisco y lo que contenía gracias, probablemente, a la Chronica Seraphica, escrita por Juan García Infançon en 1682, y la Crónica e Historia de la Fundación, de fray Pedro de Salazar, que hablaba de la presencia templaria y de los secretos que se guardaban. Pinto fue un ejemplo más de lo que estaba ocurriendo en muchos otros lugares de España. Nada se sabe de lo que ocurrió en el convento de San Francisco, ningún testimonio sobre lo que ocurrió. Algo que sí se pudo saber con otros templos pinteños.

El Nazismo, contrario a la creencia popular, no fue un movimiento político, sino una doctrina, una religión de carácter ocultista. Su idea central que los arios descendían de los dioses germánicos y nórdicos, hombres superiores y más evolucionados, de una inteligencia muy superior a la normal.  Y su objetivo era buscar esa raza mediante una selección genética de los arios buscando ese ser superior, lo que les llevó a secuestrar durante la guerra a miles de niños de raza aria en los países ocupados por los nazis y llevarlos a Alemania para ser educados en la doctrina germánica nazi y realizar experimentos genéticos con ellos. Tales experimentos genéticos también se realizaron con todo tipo de personas.

La conocida película de Indiana Jones y el Arca Perdida está basada en un hecho real. En 1943 el ejército alemán pone en marcha la operación Trompetas de Jericó cuyo objetivo era encontrar el Arca de la Alianza. Junto a ella, los nazis pusieron en marcha otras expediciones con el mismo objetivo. La única reliquia que encontraron fue la Lanza de Longinos, que supuestamente  atravesó el costado de Cristo crucificado, la cual fue encontrada en Austria y llevada a Nuremberg.

El  general aleman Whilhem Canaris que  también buscó restos arqueológicos en España. Alguna tesis asegura que Canaris visitó Pinto conocedor de la existencia de templarios en este municipio y atraído por la extraña leyenda del Arca enterrada en el centro geográfico de la península. En todo caso, fue un secreto más….

Secretos que es probable que nunca conozcamos. Pero que han dado como resultado una leyenda en torno a unos acontecimientos históricos poco conocidos en muchos casos, pero que forman parte de esa otra historia no oficial.

Hoy, la reivindicación de Pinto, como Centro Geográfico de la Península Ibérica descubre estos hechos, su existencia e importancia de los mismos en la historia de España. Los romanos lo supieron. Los árabes lo conocieron. Los templarios también. Y los franciscanos…

Mucho más tarde de todos ellos, en 1756, Antonio Moya, en su obra “Rasgo heroyco: declaración de las empresas, armas y blasones con que se ilustran y conocen los principales Reynos, Provincias, Ciudades y Villas de España“ señala este punto al hablarnos de su escudo ”formado por campo ajedrezado en oro y gules (amarillo y rojo) y un globo terrestre con un punto en el centro…, y ello se explica por ser la localidad el Centro de España y su nombre, “Pinto”, una derivación de “Punto“.

Hoy, el centro es devuelto a su legítimo dueño, como es la villa de Pinto. Lo dice la “Leyenda del Arca”, los romanos y los árabes. Lo supieron también los templarios y los franciscanos. Y los demás lo señalaron. Todo hipótesis, tal vez conjeturas.

Pero ¿qué sería la historia real sin ellas?

 

centro

 

Hoy, el centro es devuelto a su legítimo dueño, como es la villa de Pinto. Lo dice la “Leyenda del Arca”, los romanos y los árabes. Lo supieron también los templarios y los franciscanos. Y los demás lo señalaron. Todo hipótesis, tal vez conjeturas.

Placa del monumento situado en el Egido, justo en la esquina Xata, en la confluencia de las calles del Hospital y Maestra María del Rosario (hasta 1935 calle del Arca)

 

 

 

La Realidad

Hallar el punto exacto donde se encuentra el centro peninsular no es tan fácil de calcular; de hecho es más complicado de lo que parece. Incluso hoy día calcular las coordenadas geográficas exactas del centro peninsular es una empresa difícil, según una portavoz del Instituto Geográfico Nacional. Supondría, aseguró, utilizar criterios objetivos y teorías matemáticas en las que incluso los científicos no se ponen de acuerdo, sobre todo porque hay muchas variables a considerar:

– En un terreno de las dimensiones de la Península Ibérica (unos 580.000 km2), pese a que su forma es relativamente compacta, tampoco es posible mantener la simplificación de ignorar que se halla sobre una superficie esférica. El centro de gravedad de esa superficie esférica sería un punto situado a unos 10 km de profundidad.

– ¿Qué es realmente la Península Ibérica? Desde un punto de vista geográfico, no tiene por qué coincidir con el conjunto España-Portugal-Andorra-Gibraltar, por más Pirineos y fronteras políticas que existan. Parece natural considerar que una península empieza en el punto de máxima estrechez del istmo, con lo cual invadimos nada menos que unos 40.000 km2 de Francia. O sea que restablecemos el primitivo reino visigodo. Y aun en este caso habrá que tener en cuenta que la frontera política entre España y Francia es sumamente quebrada y no sigue siempre la divisoria de vierteaguas.

– España no es una porción estricta de esa superficie, sino que tiene relieves (¿tomaremos su proyección sobre el geoide a nivel de mar?). Qué línea de costa tomamos, ¿pleamar o bajamar? ¿O quizás una media aritmética anual entre ambas?

– Las islas e islotes presentan otro pequeño problema. Habrá acuerdo en suprimir las Chafarinas o las Columbretes. Pero, ¿y la isla de la Toja, unida a tierra firme por un puente? ¿Y cómo fijamos la divisoria mar-tierra en los ríos que terminan en ría?

Para saber más, en su contexto histórico

Otras Fuentes: Ayuntamiento de Pinto  espormadrid.es